Olé

sábado, 1 de agosto de 2009

Memorias de un Piano

Se me es difícil imaginar el mundo más allá de mis propios ojos, de mi mente, de todo lo que he sentido; trato de entender sin escatimar esfuerzos, pero aún así no me imagino la sensación por la mañana de niño otra vez, ni la tarde por joven corriendo a través del significado de una vida o justificación de la misma suya, ni el atardecer de padre abrazando, afectos de hijo, ni el anocher visto desde el futuro de veterano de vida. Cómo es que olvidado he quedado, el pasar de los días, y no me recuerdan las generaciones, quedando atrás, recuerdos entre blancos y negros se deslizaban sus dedos, me entonaban, me recordaban.

Imaginaba cuando sonaba, cuando los sentía, yo era parte de ellos y con ellos compartían los pensamientos de todos y cada uno de ellos. Me susurraban, y yo era su representación de estos, hablabamos en jerga única, y con sus sentimientos y mis sonidos, composiciones a diestra con su siniestra.

Ahora mismo recuerdo cada uno de estas, más yo solo no podré hacer mas que imaginar, ahora mismo recuerdo la sensación de una de ellas:

La compañía de él me hizo comprender
Sí, y a la vez recordar,
Donde ímpetu ha de alegrar y
Recorrer por doquier.

La oda era sencilla y con afecto,
Sinuosa para no resaltar
Miedos por el sentimiento,
Retomando el sentido de amar.

La recuerdo, alegría que me daba
Siempre que me recordaba,
Donador de sonidos para pintar
Recuadros de sentimientos para enamorar.

Las canciones se embellecían
Si él usaba las manos para tocar,
Mis blancas y negras lo recrearían,
Rehusó a olvidar, sin ahora hablar.

Y entre mis palabras que ahora se llevará el viento dentro de sus olvidos, he dejado en ellas mi razón de explicar de los sonidos, ya que entre ellos he encontrado el plasmar una vez más de los recuerdos, de los sentimientos, de los hechos, por los cuales él acudía a mi.

Es difícil hablar para mi, y más aún recordar, si nadie viene a mi auxilio, nadie para acompañar sus tardes, y hacerle saber que representaré, siempre que él quiera, lo inédito que es pensar y sentir. Y entre el hecho de amar y enamorar, el sonido se lo lleva el viento junto con mis palabras, esperando la bendición del afortunado músico.

Piano.

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